Recuerdo cuando apretaste el embrague, suave, y diste marcha atrás. Recuerdo cuando luego pusiste tercera, el motor rugió como una fiera y ni me dijiste adiós. Yo me quedé en el arcén tirada, sin saber cómo volver a por ti. Pensé que todo el vacío lleno de recuerdos que dejaste en mí nunca se iba a llenar. Pensé que no encontraría razones para el día a día. Recuerdo el dolor en el pecho cuando te vi desaparecer en aquella curva, recuerdo mis lágrimas cayendo como meteoritos en el suelo, golpeándolo sin apenas fuerza. Como yo.
Y aún lo recuerdo.
No sirvió de nada.
Volviste.
Volviste como la primavera: Bella, llena de sol, entre campos de amapolas, con lunas llenas y nubes de algodón en tu colchón.
Y como un invierno... esperándote, te acogí.