jueves, 3 de julio de 2014

Ni rima, ni ritmo, ni orden.

No me peino, me da pereza
ando descalza por mi casa.
Dedos largos, mucha cara,
siempre en sueños y despistada.

No soy alta, no tengo luces
por eso me pierdo por las noches.
Odio los muros legales
los edificios y las catedrales.

Si hace frío me constipo
ni me tapo ni me administro.
Salgo mucho y no bebo
 a menudo miento un poco.

Prefiero hablar que callar
si me tengo que agachar acuéstate.
Pienso a menudo,
pero nunca tengo razón

No me gusta que me llamen
que me chillen, que me obliguen.
Me gusta el respeto
y pocas veces está suelto.

Si quiero algo, lo consigo,
si no quiero nada, lo destruyo.
Me acuesto desolada
y me despierto esperanzada.

Me pierdo por el camino
me encuentro pocas veces.
Disfruto buscando
aquello que nunca hubo.

Y cuando casualmente
me encuentro de repente
sé que no soy nada
y soy todo para mí.

Así soy yo,
sin rima,
sin ritmo,
sin orden.