domingo, 9 de octubre de 2011

Adiós, hasta nunca.

Mi queridísima:
Te escribo esta carta para despedirme de ti, de forma definitiva, pero no quiero hacerlo de una manera muy dramática, aunque en mi corazón, la mayor de las tristezas se encuentra presente.
Sé que hace mucho tiempo que te olvidaste de mi, o tal vez no, pero yo pensaba en ti cada momento de mi vida. Ayer, por ejemplo, acabé de ver la última película de ésa trilogía que estábamos viendo juntos. Muy buena cariño, buena elección.
Pero no quiero desviarme del tema. Vengo a para irme y nunca más volver.
No te prometí que no volvería, así que no rompo ninguna promesa, como jamás he roto alguna.
Espero y, es más, deseo que estés bien, que te quieran mucho, aunque, nunca podrán quererte como yo te quise, y que puedas disfrutar de la vida, de una maravillosa vida. Hazlo por mi.
Así que, como he dicho, me voy, ya está.
Querida fantasía, que me acompañaste en todo momento, me voy para crecer y olvidarme de ti. Sé que no debe ser así, pero no puedo adaptarme a este mundo pensando siempre en ti, cada momento. Y, como tú me dejaste, es lo más justo, ahora te dejo yo.
Adiós querida, ojalá volviese para encontrarte.