martes, 18 de enero de 2011

Con la libreta sobre mis rodillas me siento junto a ti. Nunca me había sentido tan bien en otro sitio. Aquí me proteges del contaminante dióxido de carbono, de las habladurías de la gente, del parlar incesante de las miradas que delatan a los individuos insaciables de a saber que.
Y aquí me encuentro yo, contigo.
Precioso sentirse bien en algún lugar, encajar con la pieza adecuada. Es como haber resuelto un puzzle al que sólo le faltaba la última pieza, aquella que no venía la caja de la vida.
Respiro, lleno los pulmones de aire, y expiro, salpicando todo lo que hay en mi mente sobre este papel.
Los árboles sois espectaculares... Siempre había pensado eso hasta que decidí sentarme junto a ti, ahora creo que son perfectos. Nunca había experimentado una sensación así. Esta tranquilidad... despejas mi mente.
Y pensar que debajo de todo esto se encuentra un laberinto de raíces, chocando, estorbando siempre por debajo de la tierra, saliendo a la superficie de vez en cuando, chupando todo lo que cae y lo que hay a su al rededor, creando problemas. Problemas que alimentan nuestro amor.
Yo nunca me había sentido tan invencible bajo una sombra como la tuya.