Ya no soy una puesta de sol.
Soy un amanecer.
Un amanecer resplandeciente
en el precipicio del horizonte
que no se cae.
Ya tengo mi luna:
yo soy mi luna.
Cuando no amanezco,
estoy en la noche brillante
junto a las estrellas,
mis hermanas.
Todas aquellas luces
que me ayudaron
a ser quien soy,
a aceptarme, a quererme.
Esta luna
y este amanecer
un día no te echarán
de menos.
Convivirán,
con tu recuerdo,
presente
e
indoloro.
Un día.
Siendo un amanecer.