jueves, 15 de marzo de 2012

Belleza.

Nunca le volví a ver.
Fue la persona que le dio sentido a mi vida, bueno, fue la persona que me dijo que la vida es lo único que nos da sentido.
Sus ojos desgastados por el aire que nos golpea en la cara los meses duros, su pelo largo, marcando el paso del tiempo junto con sus arrugas y sus tatuajes, se deformaban.
Pero ese hombre era bello.
Él me dijo que la belleza era el arte de crear sensación de libertad en las personas. Él era la persona más bella que conocí. Él era libre y cuando yo estaba con él, yo también.
La última vez descansaba ahí arriba, en el porche, con sus 35 años, joven, sonriente y, cómo no, fumando un cigarro.
Me despedí de él, pero antes, me dijo.
"Eres hermosa, contigo me siento feliz, da el último paso y se bella".
Me sonrió y yo le dije que le amaba. Me besó en la mejilla, me abrazó y el momento se volvió incómodo, hasta que él lo rompió "me siento libre.".
Y entre mis brazos, cerró los ojos.