lunes, 13 de febrero de 2012

Nada.

-Yo me encontraba en esa habitación. No me daba miedo, pero era algo inquietante. No suponía nada, sólo tenía una ventana y estaba cerrada, entonces, no sabía las vistas que se ocultaban tras ella.
Tenía cuatro paredes, cómo no, una mesa, una cama y lo que más me impactó, fue un cuadro: Una copia de "El grito". No sabía si lo habían puesto a posta por mi o si era simple casualidad, pero la verdad es que siempre que veo ese cuadro siento algo que no sé expresar bien.
Era una mezcla entre incertidumbre, dolor y ganas de estallar, pero ahí se quedaba. 
Me puse a mirar, a tocar, a buscar algo que me diese una esperanza. Realmente, no sabía cuanto tiempo iba a estar ahí metida, no me dijeron nada, sólo un "entra y espera".
Entonces vi la cama y levanté el colchón. Mi cara se iluminó, encontré una llave y una nota.
-¿Qué ponía en la nota?
-Mire, la tengo aquí.
-Léela en voz alta.
-¿No la quiere usted?
-No, léela tu.
Sacó el papel de su bolsillo y leyó.
-Esta llave puede ser tu salvación o tu perdición, depende de como quieras reaccionar ante ella. Esta es la llave de la ventana. Puedes decidir si abrirla o no. Si la abres, verás las vistas que se hayan tras ella, entonces te darás cuenta de lo que vas a perder por estar aquí encerrada. También, puedes decidir dejarlo todo como está e intentar adaptarte al medio.
Levantó la mirada y miró a la persona que estaba delante.
-¿Qué hiciste?
-Pues, aunque me doliese mucho, porque me dolió, decidí abrir la ventana, para poder tener un poco de esperanza de que, algún día, todas esas vistas estarán bajo mis pies.