jueves, 28 de abril de 2011

Utilizar un tema para llegar a otro.

No me gustan mis sueños. Son todos tan radicales. La facilidad en la que se manifiesta mi subconsciente, nunca me ha gustado.
Mis sueños hacen que me duela el pecho al despertar, que tenga que repetirme en mi cabeza el contexto en el que vivo cuando abro los ojos y mis pensamientos empiezan a ser entendibles o hacer todo lo posible en el mundo para que la imagen más impactante se borre.
Hay veces que tengo que diferenciar las cosas, entre sueño y realidad porque, las mezclo. Y la simple razón de porqué las mezclo es porque me gusta. Siempre he dicho que no tengo mucha voluntad y soy muy débil, por eso la parte de "hacer todo lo posible en el mundo para que la imagen más impactante se borre" nunca se lleva a cabo. Por lo tanto, lo único que hago es repetirme el sueño tantas veces que creo que puede ser posible.
Tengo que diferenciarlo. Aprender.
Otras veces, me olvido de ellos y tengo que recordarlos cada poco tiempo para que la realidad tenga un poco más de sentido. Es decir, de vez en cuando tengo que recordar el sueño de cuando mataban a mi madre para darme cuenta de que tengo apreciar el presente.
Pero a parte de sueños y realidades, lo único que tengo que aprender realmente es lo bueno de lo malo. Lo que me conviene de lo que no. De lo que debo, de lo que no. Es decir, diferenciar lo que debo de lo que quiero.
No es fácil, y sé que todos vosotros lo sabéis. Quien no me entienda, debe replantearse si su vida vale la pena.
Pero, diferenciar el bien del mal, es cosa de la moral. Una condición de la moral es la libertad.
Y yo soy Determinista.