Dedos que reconocen automáticamente la tecla que buscan, parecen que tienen ojos en la yema. Interesante.
Noches intranquilas, noches acompañadas, noches que hacen que...
Tal vez, si me pongo las converses y salga a la calle vuelva a ser como hace un año. O no.
Busco un punto medio.
Ni una ni dos ni tres... sino cuatro.