Aún así, todo cobra mejor vida cuando acompañamos el silencio con un poco de humo...
-¿Humo? ¡Pero qué dices! No caigas, no otra vez.
+Pero... ¿Cómo no? Perdiéndote entre los claros, esfumádote, fumándote el último trocito de lo que queda de mi.
-No lo hago.
+Hiciste que perdiese el equilibrio, hiciste que me perdiese... ¿Amenazas de nuevo?