viernes, 16 de abril de 2010

Y allí se encuentra, como siempre. Sentada en la silla del escritorio, mirando por la ventana, observando la gente pasar mientras el sol deslumbra con toda su fuerza. Ojalá pudiese salir a disfrutar, pero el sol ya no es nadie para ella. Ha perdido toda esperanza de poder llegar a sonreír pronto. Puede que en un futuro la suerte se ponga de su parte, pero se ve que debe tener otros asuntos más importantes que ocuparse de ella. La echa de menos, y a otra persona.

Es como estar en una tormenta de arena, o cierras los ojos y esperas a que pase, o intentas salir tú misma.