miércoles, 18 de noviembre de 2009

El agua fría del asfalto se iba filtrando por sus botas rotas y antiguas y el frío del invierno calaba hasta el fondo de sus huesos.
-¿Sabes? El frió que tengo no me lo quita nadie.
-¿Como?-Preguntó
-Estoy segura de que si ahora mismo entrásemos en un bar seguiría teniendo frío, seguiría tiritando y mis pies seguirían anestesiados como lo están ahora.-Se giró, miró a Carlos y sonrió.
-No lo creo. Si entrásemos en un bar te sentarías a mi lado, apoyaría mi brazo por encima de tus hombros y me arrimaría a ti todo lo que pudiese-Amanda siguió caminando por el arcén, con Carlos al lado sin hacer caso alguno a sus explicaciones-¿Amanda?
-¿Qué?-Sonrió
-¿Porqué no me haces caso?
-Estoy cansada de sufrir en sueños, por lo tanto, voy a ignorarte, voy a esperar a que el tiempo pase y a que los rayos del sol penetren mi cortina para dar paso al día que me espera sin que estés a mi lado.
Carlos bajó la cabeza y la acercó dejando 5 centímetros de aire comprimido entre sus labios y los de ella.
Y despertó.
Aparta, déjame ver la luz que tanto necesito, no te pedí nada.