jueves, 22 de julio de 2010

La avenida quince se alzaba bajo sus pies. De nuevo, sentía el calor del asfalto penetrar en los zapatos. Ese calor era insoportable, y no aguantaba más el olor a mierda.
Ella sabía que nada volvería a ser lo mismo. Carla, caminaba sin rumbo fijo.
"No le volveré a ver más" se prometió.
Pero la vida no gira en torno a lo que ella cree. Sus recuerdos de los días anteriores ya no eran nada, excepto en los que Sebas aparecía. Esos, como si de oro único en el mundo se tratase, los guardaba bajo llave en el oscuro y recóndito lugar de su corazón. El más importante para ella, y el último en hacerse añicos. "Joder" piensa, "ojalá fuese lo primero que se rompiese"
Miró a su alrededor, todo el mundo sonreía en ese maravilloso día. La avenida parecía un circo. Pero ella, con las manos en los bolsillos, agachaba la cabeza y todo el mundo se volvía invisible.
No solo los que quiso le hieren, él le hiere, y los que quiere le hieren también. Esta cansada de encontrar el hueco intacto, sin ningún nuevo material ocupando la nada.
Está cansada de despertar, y no tenerte cerca, Sebastian.