martes, 9 de febrero de 2010

La luz del fondo brilla. Es blanca, bueno, amarilla y algo más blanca aún. A medida que me voy acercando esta va siendo más y más resplandeciente, y cegadora. Mis pupilas se hacen tan pequeñas como pueden, evitando que penetre toda la luz. Mis ojos, rojos, se cierran. No veo, se escapa... Mierda, otra vez estamos con las mismas. Odio la luz. Sé que el túnel me provoca una claustrofobia increíble, pero estaba tranquila. Siempre he soñado con algo que no pudiese molestarme, y no me tuviese que joder. ¿Una ayudita? No seas vago, cabrón. El día que baile sobre tu tumba, ¿Quien pedirá auxilio?.
Yo quiero té, con más azúcar de lo normal, para saborear el placer de lo no saboreado. No me hagas caso, voy hipnotizada para decirlo.
Ah, y gracias por el té.