lunes, 4 de enero de 2010

Se levanta. Abre las cortinas de la habitación. El sol penetra de lleno en la estancia. Lo echaba de menos se dice para sus adentros. Sonríe, parece que al fin todo empieza a ir bien. Deja de mirar por la ventana y va a la cocina. Abre el armario, saca el bote, coge un poco y empieza a liarse un porro. Lo enciende, le da una calada. Esto empieza a ir mejor dice. Se dirige a la terraza donde el sol le da de lleno en la cara y cierra los ojos, escuchando, saboreando, sintiendo. La alegria se hace cenizas. El teléfono suena, no hace caso. La ducha se abre, el agua recorre su cuerpo y los pensamientos se alejan con ella. El sol sigue brillando, pero para ella vuelve a llover, como en los días anteriores cuando el sol simplemente era la palabra .