jueves, 5 de noviembre de 2009

Mi madre me decía que cuando me tropezaba y me raspaba las rodillas era un accidente, que cuando se me caía el vaso al suelo era un accidente, que cuando mi mejor amiga me dejaba de hablar por una razón tonta era un accidente, que cuando el que me gustaba se olvidaba de mi era un accidente... Y yo le repetía una y otra vez: llámalo por su nombre mamá, no le busques sinónimos a los errores.