miércoles, 7 de octubre de 2009

Mirabas por la ventana, llovía a cántaros y no sabías como matar el tiempo. Que pena, esa tarde iba a ser tu tarde... Te levantase lentamente intentando no hacer ruido. Empezaste a observar tus antiguos discos de vinilo y te pregunté la razón por la que lo hacías, entonces te giraste hacia mi y con una leve sonrisa, ésa que tanto me gusta, dijiste: Al mal tiempo buena cara, ¿no? Y con tu mirada, entendí todo lo demás. Elegiste el que te regalé en tu veinticinco cumpleaños y lo pusiste en el toca discos, empezó a sonar esa suave melodía y me empecé acordar de todos esos días atrás, cuando teníamos toda la vida por delante... el disco rayado interrumpió mis pensamientos y tu hiciste una mueca al ver que ya no se escuchaba tan bien. Miraste el reloj, eran las ocho y media pero el sol seguía ahí, sin querer esconderse para dar paso al crepúsculo, que sería el último de tu maravillosa existencia, mi amada Alicia.

(Redacción del exámen de castellano)