martes, 27 de octubre de 2009

Carlota quiere a Sebas.

Carlota seguía andando por la calle donde vivía Sebas. No pretendía encontrárselo pero si lo hacía mejor. Mientras pasaba el tiempo sus ganas de encontrárselo eran mayores y cada vez se fijaba más en los chicos castaños y con persing en la oreja. Daba mil vueltas por la manzana, pasaba por la placita que había en frente de la casa, y se sentaba de vez en cuando en bancos escuchando el mp3. Pero Sebas no aparecía, y Carlota se moría de ganas.
Entre paso y paso iba pensando en que hacer si la casualidad le hacía ese favor y llegó a la conclusión de que nada más verle le daría un abrazo y le diría lo mucho que le quiere, pero sabía perfectamente que a duras penas iba a poder aunque sus ganas de hacerlo fuesen inmensas.
Pasaron unas dos horas entre calle y calle, paseo y paseo, parada y parada pero ella no quería abandonar ya que tenía la certeza de que iba a encontrárselo pero a poco iba perdiendo las fuerzas para dar el siguiente paso.
La tarde se llevó sus esperanzas y la noche le trajo la desesperación.

"Sebas, Sebas ¿Dónde estás? Me has dejado sola, no encuentro a nadie con quien pasar las tardes en el parquecito, no tengo nadie con quien aprender las cosas prácticas de la vida y he perdido la alegría, creo que la metiste en un descuido en tu maleta para irte. Quiero que vengas y me la devuelvas por favor y si te quedas a cuidarla, mejor.
Echo de menos tu compañía en las tardes oscuras ya que ahora mi corazón palpita por palpitar y cuando estabas cerca lo hacía de emoción y me sentía mucho mejor.
Sé que es algo tarde para decirte todo esto, pero Sebas, te quiero, te quiero mucho..."

Los dedos de Carlota temblaban después de escribir eso, pero se sentía menos desgraciada aún sabiendo que esa carta nunca iba a llegar a leerla su destinatario.
Carlota quiere a Sebas hace ya más de dos meses.