miércoles, 16 de septiembre de 2009


Puede que nos llamen locos, o quizás que nisiquiera nos llamen, pero los dos sabemos, que donde se encuentra la verdadera definción, es en ninguna palabra.
Tardes de invierno esuchando el susurro del silencio, enmudeciendo las calles con nuestros besos, las miradas que suponía que eran para mí...
Dime que no ocurrió nada de eso.
Prometiste algo... dijiste que eras mio, que yo era tuya. Soñé con algo nuestro, donde compartiríamos risas, sonrisas, silencios, sueños, susurros, palabras, besos, caricias, miradas...
Esperaré a encontrarte, en cualquier lugar del mundo.